Machismo

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Machismo

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El machismo es el conjunto de actitudes y prácticas sexistas del sexo masculino sobre el femenino.

El machismo engloba el conjunto de actitudes, conductas, prácticas sociales y creencias destinadas a justificar y promover el mantenimiento de actitudes discriminatorias contra las mujeres y contra hombres cuyo comportamiento no es adecuadamente “masculino” a los ojos de la persona machista.

Tradicionalmente el machismo ha estado asociado a la jerarquización y subordinación de los roles familiares en favor de la mayor comodidad y bienestar de los hombres. En ese sentido, se considera que es machista asignar el trabajo más reconocido o menos fatigoso para los hombres sin un criterio ecuanime ni justificado. También es parte del machismo el uso de cualquier tipo de violencia contra las mujeres con el fin de mantener un control emocional o jerárquico sobre ellas. De hecho, el machismo es considerado como una forma de coacción no necesariamente física, sino psicológica, siendo esta forma de expresión protectora una discriminación, ya que se ven subestimadas las capacidades de las mujeres alegando una mayor debilidad. El machismo, asimismo, castiga cualquier comportamiento femenino en los varones, lo que es la base de la homofobia.

El machismo es considerado una opresión hacia el sexo femenino y una de las más importantes lacras sociales, según el movimiento feminista. A menudo está entre las causas de la violencia doméstica, también llamada violencia machista.

En América Latina, hay autores que identifican el machismo con la “otra cara de lo marianismo“.[1]

Tabla de contenidos

[editar] Historia

Aunque ha habido ciertas afirmaciones no científicas y sin evidencia sólida sobre la extensión de formas de organización matriarcales y patriarcales durante la prehistoria más remota, no existen elementos para poder decidir cuál fue la situación general. La evidencia histórica muestra que en todos los tiempos han existido sociedades con organización matrilineal junto a formas basadas en la patrilinealidad. Un análisis contenido en el Ethnographic Atlas (1967) de George P. Murdock sobre 752 sociedades históricamente documentadas dio los siguientes datos:

Se observa que algo más de una quinta parte de las sociedades tienen un régimen de filiación matrilineal, el marido pasa a formar parte de la familia de la mujer (de la madre procede el nombre familiar, la herencia y el prestigio social, más que de la paterna). En general en las sociedades matrilineales las mujeres tienen un estatus social más alto que en sociedades patrilineales. Aunque difícilmente puede decirse que la mayoría de sociedades matrilineales sean genuinos matriarcados, ya que en la mayoría de sociedades matrilineales muchas de las más altas responsabilidades políticas y legislativas también están en manos de los hombres.

[editar] Causas del machismo

El machismo ha sido un elemento de control social y explotación sexista en muchas culturas. Algunos factores que han contribuido a su supervivencia y continuidad son:

  • Leyes discriminatorias hacia la mujer.
    • Diferencia de tratamiento en el caso del adulterio: en algunas culturas, el adulterio, o el embarazo previo a la concertación del matrimonio son castigadas con la pena capital.
    • Necesidad del permiso del varón para realizar actividades económicas.
    • Negación del derecho a voto o de otros derechos civiles (véase sufragista).
  • Educación machista desde las escuelas y la propia familia, por el cual el proceso de enculturación trata de justificar y continuar el orden social existente. Eso incluye consideración de valores positivos la sumisión al marido, el matrimonio y la procreación como una forma preferente de autorrealización.
  • Discriminación en el ámbito religioso, en países de predominio musulmán, en determinadas ramas del cristianismo, en los ortodoxos judíos, en el hinduismo, etc. La biblia contiene expresiones que son consideradas por algunas corrientes como machistas, por ejemplo, “la esposa de Noé”, “las hijas de Lot”, “la suegra de Pedro”, las cuales son interpretadas como un indicio de posesión, lo cual se acentúa al no mencionar el nombre de estas mujeres del Antiguo Testamento. Otro ejemplo en el Nuevo Testamento es la expresión en la primera epístola de Pablo a los Corintios 14:34 (Versión Reina-Valera 1909) que dice: “Vuestras mujeres callen en las congregaciones; porque no les es permitido hablar”.
  • División sexista del trabajo, por el cual se prefieren a otros hombres en puestos decisiorios. Originalmente la división sexista se fundamentó en la diferente capacidad física y muscular, en la que los hombres tenían ventaja comparativa; En cambio, en la sociedad actual la fuerza física perdió importancia, mientras que las capacidades intelectivas y las habilidades sociales fueron ganándola, lo que ha contribuído a la incorporación de muchas mujeres al trabajo asalariado. También se refiere a un pago de salario menor a las mujeres que a los hombres a cambio del mismo trabajo. El comportamiento sexista se debe a los prejuicios cognitivos de efecto Halo respecto a la fuerza, efecto de carro ganador, y a otros efectos como falsa vivencia por parte de los que quieren mantenerlo, que más tarde se convierten en falacias de apelar a la tradición, falacia por asociación y generalizaciones apresuradas.
  • Los medios de comunicación y la publicidad sexista, al realzar ciertas conductas o modelos como siendo los más adecuados o típicos de las mujeres.

[editar] Neomachismo

El neomachismo es la versión modernizada. El hombre asume que la mujer juega un rol en la sociedad, con derecho al trabajo y a su vida propia, pero en la vida en casa se cree con derecho a pedir explicaciones a su compañera y a no realizar aquellas tareas del hogar que aun se consideran poco masculinas.

[editar] Machismo en la moda

La moda femenina ha sido paradójicamente uno de los nichos de funcionamiento del machismo encubierto. Los tacones altos, el maquillaje, los esfuerzos por mantener figuras esbeltas, los sostenes, el llevar partes del cuerpo sugerentemente descubiertas (cuello, parte alta del pecho, piernas, pies) etc., no hacen sino confirmar que tácitamente la mujer debe resultar “atractiva” a su contraparte masculina. Esta actitud ha ido cambiando un poco con el tiempo disminuyendo estas tendencias. El giro de la moda ha sido tal en los inicios del siglo XXI, en algunos paíces, que también los hombres se preocupan por la estética de su cuerpo, usando por ejemplo, tratamientos para el cutis, ejercicios para acentuar su musculatura o ropa sensual, como camisetas y pantalones apretados, o usando prendas incómodas y de mensaje “sumiso” como sandalias que dejan los pies descubiertos.

[editar] Véase también

[editar] Bibliografía

  • Castañeda, Marina. El Machismo Invisible Regresa. México, D.F., Editorial Taurus, 2007.

[editar] Referencias

  1. ? Zaira Ary, Masculino y femenino en el imaginario católico: de la Acción Católica a la Teología de la Liberación, Annablume Editora, São Paulo 2000.

[editar] Enlaces externos

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