Armisticio del 22 de junio de 1940

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Armisticio del 22 de junio de 1940

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Hitler, en el centro del grupo, con la mano en el costado,  y sus generales ante la estatua del mariscal de Campo Ferdinand Foch antes de la firma del armisticio.

Hitler, en el centro del grupo, con la mano en el costado, y sus generales ante la estatua del mariscal de Campo Ferdinand Foch antes de la firma del armisticio.

El armisticio del 22 de junio de 1940, es el nombre de un acuerdo de cese de hostilidades entre las autoridades del Tercer Reich alemán y los representante de la República Francesa que firmado en Rethondes en dicha fecha, en el vagón del armisticio[1] que puso fin a la Primera Guerra Mundial) estableció las condiciones oficiales de la ocupación alemana de Francia, que resultó dividida en dos grandes zonas, la zona ocupada y la llamada zona libre, bajo la autoridad de la Francia de Vichy.

Además de las dos zonas antes citadas, se distingue el departamento del Nord o Norte que queda unido al Gobierno Militar alemán en Bélgica, una llamada «zona reservada» al este, la llamada «zona prohibida» a lo largo de las costas del Canal de la Mancha y del Atlántico y una pequeña zona de ocupación italiana.

Las avance aliado tras el desembarco de Normandía permitió desde junio de 1944 restablecer la soberanía francesa sobre su territorio nacional y poner fín al régimen colaboracionista del mariscal Pétain.

[editar] Condiciones del armisticio de Rethondes

La delegación francesa está presidida por el general Charles Huntziger e incluye a un civil, el embajador Léon Noël, habiendo recibido del general Maxime Weygand, nuevo ministro de Defensa, las instrucciones formales de rechazar tres exigencias alemanas: la ocupación total del territorio metropolitano, la entrega de la flota y la instalación de los alemanes en el territorio colonial.

Las condiciones del armisticio se hallan motivadas por las preocupaciones en esa época de Adolf Hitler: por supuesto hay que evitar de forma permanente que Francia no sea una gran potencia militar, pero a corto plazo hay que velar para que la flota francesa no se una al Reino Unido, único país que queda por vencer, ya que un acuerdo de paz con el Reino Unido queda por ahora lejos de la realidad. Por otro lado, no hay que irritar ni al aliado italiano ni al potencial aliado español. Hitler tuvo un encuentro con Benito Mussolini el 18 de junio en Munich para convencerle de que aceptase las instrucciones de Weygand, que había adivinado. El Duce quería ocupar Francia hasta el río Ródano, apoderarse de la flota y anexionar Niza, Córcega y los dos departamentos franceses que conforman la Saboya histórica (Alta Saboya y Saboya).

Es todo este conjunto de consideraciones complejas el que determinará las condiciones del acuerdo de armisticio, un texto breve de veinticuatro artículos, que contiene, entre otras, las siguientes cláusulas:

  • Los prisioneros de guerra (más de millón y medio de hombres) siguen en cautividad hasta la firma de un acuerdo de paz.
  • La mitad norte, así como la costa atlántica, quedan bajo la ocupación alemana, constituyendo la llamada zona ocupada, que abarca aproximadamente tres quintas partes del territorio. El resto constituye la llamada zona libre, es decir, la no ocupada, ubicada principalmente al sur del río Loira. Ambas zonas se hallaban separadas por la llamada línea de demarcación.
  • Francia debe proveer el mantenimiento del Ejército alemán de ocupación. El importe de dicho mantenimiento es fijado de forma casi discrecional por los alemanes, siendo, como media, de unos 400 millones de francos al día.
  • En la zona libre, el Ejército francés queda limitado a 100.000 hombres y dichas tropas quedan desarmadas.
  • La soberanía francesa se ejerce sobre el conjunto del territorio, incluida la zona ocupada, Alsacia y Mosela, pero en la zona ocupada se estipula que Alemania ejerce los derechos de la potencia ocupante, lo que implica que la Administración francesa colabora con ella de una manera correcta.
  • El imperio colonial francés queda igualmente bajo la autoridad del Gobierno francés.
  • Los buques de guerra deben acudir a sus puertos de amarre de períodos de paz, aunque alguno de ellos, como el de Brest, se halla en zona ocupada.
  • Francia debe entregar a los refugiados políticos alemanes o austriacos refugiados en su territorio huyendo del nazismo.

La elección de Hitler de permitir a la vencida Francia la conservación de su imperio puede parecer a día de hoy sorprendente. Hitler, en una carta a Mussolini, justifica la decisión (así como la de mantener una zona no ocupada), por el temor de no empujar a Francia y a su potente flota naval a la continuación de la guerra desde sus colonias (lo que además ciertamente fue propuesto por varios políticos franceses). La marina alemana no estaba en condiciones para la conquista del vasto imperio colonial francés de ultramar, y el envío de tropas a territorios alejados no entraba en los cálculos de Hitler. De hecho, con la excepción del África Ecuatorial Francesa y de Nueva Caledonia, las colonias francesas no se unirán ni a Charles de Gaulle ni a los Aliados en los meses siguientes al armisticio.

Por su parte, Churchill, enfrentado al riesgo insoportable de ver a la flota francesa fondear en sus puertos de matrícula ahora ocupados por el enemigo, según las cláusulas del armisticio, envía el 3 de julio de 1940 una flota británica para que plantee a la flota francesa que se encuentra fondeada en la base de Mazalquivir que se le una o que se dirija a las Antillas francesas. El almirante francés al mando rechaza el ultimátum, sin informar al Gobierno de Vichy de todas las posibilidades planteadas en el mismo, especialmente la relativa a dirigirse a las Antillas para quedar a resguardo de los alemanes. Como consecuencia de ello tiene lugar un combate naval, la Batalla de Mers el-Kebir, en el transcurso de la cual son hundidos los principales buques franceses que se encuentran en la base.

El almirante François Darlan, que inicialmente había rechazado enviar a Brest a las unidades allí basadas en tiempo de paz y había ordenado a la totalidad de la flota francesa replegarse a bases en el norte de África, modifica sus órdenes a raíz del ataque británico y ordena a la flota que fondee en el puerto metropolitano de Tolón (que quedaba en la zona libre) a fines del año 1940.

Por otro lado Italia, a pesar de reivindicar los territorios del antiguo condado de Niza y la Saboya, que no había logrado conquistar en combate, debe contentarse con la ciudad mediterránea de Menton. El resto de territorios reivindicados no serán ocupados por el Regio Esercito italiano sino posteriormente, el 11 de noviembre de 1942, durante la invasión de la zona antes no ocupada.

[editar] Controversias

El general Charles de Gaulle reprocha a Philippe Pétain (al que respetaba) y, sobre todo, a Maxime Weygand (al que detestaba) el principio mismo del armisticio que entregaba Francia atada de pies y manos al Tercer Reich. En su Llamamiento del 18 de junio de 1940, de Gaulle advertía a los franceses que «esta guerra no se limita al territorio de nuestro país, esta guerra es una guerra mundial», creyendo fundadamente que los Estados Unidos entrarán en la guerra y que unidos a los recursos de los imperios coloniales francés y británico lograrán el aplastamiento de la Alemania nazi.

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