Fijismo

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Fijismo

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El fijismo o teoría fijista es una creencia que sostiene que las especies actualmente existentes han permanecido básicamente invariables desde la Creación. Las especies serían, por tanto, inmutables, tal y como fueron creadas. Los fósiles serían restos de los animales que perecieron en los diluvios bíblicos o bien caprichos de la naturaleza (según teorías como la de la vis plastica).

El fijismo describe la naturaleza en su totalidad como una realidad definitiva, inmutable y acabada.

Tabla de contenidos

Evolución y fijismo

Esta creencia se opondría a la teoría de la evolución, que parte de Darwin, estando muy relacionada con el creacionismo, teoría principalmente cristiana, aunque también se da en otras religiones, que sostiene que el universo fue creado por Dios tal y como lo conocemos.

Siguiendo la Biblia, algunos seguidores de estas teorías datan incluso la creación del universo en una fecha extremadamente cercana, alrededor de seis mil años, dando incluso el día y la hora a la que se produjo.

Fijismo y Biología moderna

El descubrimiento de fósiles desde la antigüedad, así como otros datos de la naturaleza, habían llevado a pensadores de muchas culturas a intuir la idea de evolución. En la Grecia clásica, Anaximandro (siglo VI adC) nos ha dejado constancia. Tampoco la teología cristiana ha estado indisociablemente ligada al fijismo a lo largo de su historia. Así, Tomás de Aquino y San Agustín negaron que Dios hubiera creado todas las especies en los primeros seis días. Según esta corriente teológica, Dios habría conferido un poder productor o creador a diferentes elementos de la Naturaleza y este poder sería el responsable de la creación de vida en distintos momentos de la historia de la Tierra[1] .

El fijismo como hipótesis científica no se formalizó hasta mediados del siglo XVIII en la obra de Carlos Linneo (1707-1778). El reconocido naturalista sueco, quien asentó las bases de la taxonomía moderna, desarrolló formalmente el fijismo; mantuvo que las especies se habían creado de forma separada e independiente y negó la posibilidad del origen común de los seres vivos. Hay que decir que el objetivo fundamental de Linneo era establecer la grandeza de Dios y de su creación, con lo que era consecuente.

El zoólogo y naturalista Georges Cuvier (1769-1832), impulsor de la anatomía comparada y de la paleontología, fue otro de los científicos ilustres que se posicionaron a favor del fijismo. Ante el incesante descubrimiento de fósiles de especies desaparecidas, Cuvier fue el padre de la teoría fijista conocida como catastrofismo, formulada para explicar la diversidad de los organismos fósiles que contradecían el fijismo y algo más creíble que otras teorías, como la de la vis plastica, que proponían los fósiles como caprichos de la naturaleza.

En el siglo XIX se acumularon las evidencias científicas, especialmente los fósiles, que hacían cada vez más difícil la aceptación del fijismo. La publicación de El origen de las especies desató una polémica que, finalmente, condujo a la aceptación del hecho de la evolución por la práctica totalidad de los naturalistas, si bien la teoría evolutiva de Darwin tardaría más tiempo en ser definitivamente aceptada.

Fijismo en la actualidad

Actualmente en Estados Unidos los seguidores del fijismo intentan que sea enseñado en las escuelas en igualdad de condiciones a la teoría de la evolución. El actual presidente, George W. Bush, se jacta de ser creacionista y fijista.

Sin embargo, desde un punto de vista científico, el fijismo no tiene hoy ninguna credencial, siendo radicalmente rechazado por todas las ciencias que aceptan la teoría de la evolución como base: la paleontología se ocupa del estudio de los fósiles y de su correlación las respectivas épocas geológicas, la biología poblacional explica la distribución geográfica de las especies atendiendo a su origen evolutivo, la anatomía comparada tiene como uno de sus objetivos fundamentales la identificación de homologías, la biología evolutiva del desarrollo ha descubierto multitud de homologías moleculares en organismos filogenéticamente lejanos (véase el artículo genes HOX) y, partiendo de todas estas evidencias, el análisis filogenético se ocupa del establecimiento de las filogenias. Lo mismo sucede con disciplinas relacionadas. Así, la investigación con animales con fines médicos no tendría sentido si se negara la continuidad biológica.

Véase también

Referencias

  1. ? Ron Amundson, The Changing Role of the Embryo in Evolutionary Thought: Roots of Evo-Devo, Cambridge University Press, 2005, 296pp, ISBN 0521806992.

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